jueves, 23 de marzo de 2017

Un mes desde la salida.



A un mes vista...




Justo cumple hoy un mes desde la primera presentación de mi última novela. Un mes desde la presentación en sociedad de un libro lleno de lugares, color, sentimiento, humor, sexo, magia…
Treinta días en los que la apuesta por un nuevo proyecto pasa de la ilusión a la realidad; del futuro al presente; de lo esperado a lo que sin lugar a dudas va llegando, poco a poco, paso a paso.
Y ya toca hacer cuentas respecto a lo que se ha pisado y el camino que se va andando. Y cuento:
Ciertamente, cuando se me propuso trabajar de nuevo con una editorial entorné los ojos. Lo hice justo hasta donde me permitieron seguir mirando, por no estrellarme. Más tarde, según pasó el tiempo, fui saboreando poco a poco algo que comenzó a inclinar la balanza hacia un lado: humanidad. Intentaré explicarme:
Si intento encajar sentimientos, cordura, humanidad, equilibrio y reivindicación social en cada una de mis obras ¿qué menos que rodearme de quien, a pie de campo, trabaja precisamente por hacer la vida más fácil a quien no tuvo elección de caminar por el sendero más tortuoso? ¿Qué menos que acercar mi hombro a aquellos que son capaces de abandonar el sofá y el cinismo de ser solidario desde el Facebook?
Tras breves encuentros y pequeños contactos, mi obra (La Alegría del Puente) quedó dispuesta para ser movida por el sinuoso circuito del mundo literario. Y comenzó a moverse. Hubo quien la rechazó, quien la ignoró y alguno se interesó por ella. Esto, en este mundillo, es una suerte, pues se suele tener que andar mucho para recibir simples rechazos.
Sin embargo, fuera por lo que fuese, con esta novela hubo reacciones… para bien y para mal. Me quedé con las positivas y seguí entornando los ojos para mirarlas. Muchos kilómetros de carretera, encuentros con diferentes opciones, algún premio literario de por medio y, lo que acabó por determinar el objetivo, la capacidad de trabajo y esfuerzo.
Sin duda, alguien que da tanto trabajando tanto, no puede perder el tiempo en engañar a nadie. Alguien que  se sostiene a base de impregnar en cada esfuerzo, sus mejores sentimientos (aun siendo de cristal), no puede tener mala fe.
Un tiempo después y tras algunos meses de trabajo, se presenta mi obra en el Café Iruña de Bilbao,
tal y como salen las cosas, con humildad, sencillez y buen humor. No demasiada asistencia al coincidir con partidos del Atletic, fiestas varias de cumpleaños y el comienzo del carnaval… pero con esa competencia, sin duda, nos quedamos los mejores.
Y yo con un gran sabor de boca al conocer gente excelente (siempre es lo que más me ha gustado de estas cosas).
Más tarde se repitió el evento en Soria, donde competimos con el frio y la nieve. Y de nuevo un enorme placer.
Luego, la visita a Objetivo Bizkaia, programa de Tele7 conducido por una alegre y cariñosa Susana Porras, me permitió lanzar a las ondas hertzianas mi anuncio…

En definitiva, un mes desde el inicio, y todo ha sido satisfactorio. Un mes en el que he podido comprobar que, independientemente de cuanta sea la respuesta de los lectores/as respecto a «La Alegría del Puente», ya salgo en positivo al tener la oportunidad de vivir otra vez experiencias, conocer personas geniales y una cosa que me arranca una pequeña esquirla del corazón y me devuelve un poco la esperanza en este mundillo: existen profesionales, gente seria y que cumple con lo que se acuerda con una firma (y no me cabe la menor duda que también con un apretón de manos), personas que se entusiasman con lo que de verdad importa, que son las personas, los sentimientos.
De tal forma puedo decir en este momento, que mi editorial, Agalir Ediciones, responde. Ni más ni menos, que no es poco. Su compromiso radica en acuerdos serios y en la humildad, sin aspavientos ni grandilocuencias, sino como se anda en la seguridad del paso a paso. Del momento.
Nunca se sabe qué ocurrirá mañana, pero lo que es seguro es que el hoy es lo único que existe. Y en ese «hoy» es en el que puedo decir que creo que no me he equivocado.
Un mes y todo funciona. Gracias Iñaqui, Agurtzane… Sentimientos de Cristal.

Toño Diez.

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