Extendía los
dedos al término de un brazo en alto, y alzando la mano en vano, buscaba un
rostro como palpando un alma templada, dentro de una estatua de mármol.
Miraba perdida
con ojos opacos, ahogando en deseos llorosos y sueños nostálgicos, esperanzas tiernas
que buscando derrotas construyen falsos relatos; codiciando disfrazar de
verbos, antiguos pasados.
Se estiraba
por fuera llorando, por dentro aspirando: ¿qué traen los viejos demonios? ¿qué,
si no son infiernos, retratos? ¿qué tacto en los
dedos se convierten en la piel, llantos? Si cuando tocan ya nada sienten, nada
tienen, nada queda sino espera de un tiempo pasado.
Extendía la mano y no llegaba. Jamás llegaba a una cara
que esperaba erizando la piel, su tacto.
Toño Diez
Imagen: Georgia O’Keefe por Alfred Stieglitz
Imagen: Georgia O’Keefe por Alfred Stieglitz
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