Es inteligente
esforzarse donde y cuando merece la pena hacerlo. Los patéticos carecen de inteligencia
suficiente, para vivir en un mundo real.
Sin embargo, el resultado del esfuerzo
vano, sólo trae consigo la idiotez, la vergüenza y la manipulación.
Manipulación que siempre se vuelve contra el necio, que llega a padecer un
auténtico daltonismo sentimental, confundiendo las manos, para coger la comida.
Y morirá sin duda, de inanición
emocional, pues quien anda en desiertos sólo puede comer arena.
Dejemos pues que coma arena, quien
tenga hambre de arena. Y alejémonos de ellos, pues sólo pueden salpicar
engaños.
Dejemos pues, que quien sobreexplota
sonrisas y afectos, recoja desprecios y silencios. Que quien exige y reclama
con ruidos y fantasmas, nunca tendrá por tiempo... abrazos.
Y volverán una y otra vez, quien en
soledad vive, a gritar y dar codazos a quien con los brazos abiertos les
espera, acoge y refugia.
Pero no hay pérdida para el que tocó y
rozó con los dedos, la ilusión de la amistad, sino para el que alumbró con
retorcida luz, puesto que la falsedad, supone la base de su madurez.
No pierde el que nunca tuvo, por
intentarlo, sino el que nunca intentó tener, por miedo a perderlo todo. Y la
capacidad, se cultiva.
Yo salgo ganando. Tú sigues perdiendo.
Toño Diez.