Penitente sobresueldo
Dicen
del falso infierno, que en sus fauces encierra señores dementes de infausta
tierra, que defienden indecentes frases marcadas por promesas, y que con signos
simples e ilusiones, esperan.
Profetas
de días donde la luz no llega, de historia lejanas repetidas por mentira hasta
que la verdad cansada asoma, y cualquiera, sin ser, acaba siendo, por cobarde,
sumiso o infame.
Dicen
que la hoguera arde para alumbrar mentes perdidas en angostos desfiladeros,
allí donde la tierra termina, donde comienza el caos, donde la cordura pierde espacio
para perecer presa. Y en aquella, se quema.
¡Ah,
necios de necesidad! que desatan incendios por perdurar y son los primeros que
arden. Y recorren descalzos el camino, y de flagelos marcan sus pasos con sangre,
y lloran aparentando dolor, cuando saben que solo es disimulo que venden al mejor
postor. Al más profundo de los necios, al más estúpido de los incautos que
dejen su espíritu al descuido de cualquier cazador de almas.
¡A
la hoguera con ellos! ¡A la hoguera y que no vuelvan!
Foto y texto: Toño Diez.
Título: Motxo.