El amor es lo que queda, después de mi muerte
El
Amor es el recuerdo, cuando no está; La añoranza, cuando se ausenta; La
alegría, cuando aparece; El pesar, cuando entristece; El espasmo, cuando te
roza; El temblor, cuando te nombra; Es letras escritas en cuartillas de papel,
cuando nada se tiene que contar; Es el desvelo cuando duerme, la ensoñación
cuando despierta y un sueño cuando no lo tienes.
El amor, al final, es lo que queda, de lo que muere.
Sin
embargo, no estás, aunque te busque. Y te añoro, sin conocerte. Lloro, porque
no apareces, y tiemblo ¡dios! tiemblo porque no me rozas. Porque no me tienes.
¿Quién
eres? ¿Dónde te metes?
Escribo
soñando, soñando que tengo, lo único que deseo. Convulsiono simplemente imaginándote,
y sangro deseo, por cada poro, por cada beso que dejo en mi espejo.
Pinto
paredes, creyendo que son techos, dibujando soles, que quedan a la altura del
suelo. Y lo arreglo, girándome entero, como si fuese yo el errado, porque sin
ti, no piso el mundo. No sé dónde me encuentro.
¿Dónde
estás? No te tengo, no te encuentro, pero te cosecho. Y si el amor es el
recuerdo, falta aún presente que acune mi desvelo, que te deje en mi memoria.
Que falta tu presencia, para que
tenga vida, simplemente vida. Nada más que vida.
Solamente
vida.
Porque
quiero morir pronto, para dejar que permanezca en esencia, sin conocerte, mi
amor. Que sólo tú, será lo que quede, detrás de mi muerte. Amor.
Texto: Toño Diez.
Foto: Nicolás Saracchini Fotografias