domingo, 7 de septiembre de 2014

Penitente sobresueldo


Penitente sobresueldo



Dicen del falso infierno, que en sus fauces encierra señores dementes de infausta tierra, que defienden indecentes frases marcadas por promesas, y que con signos simples e ilusiones, esperan.
Profetas de días donde la luz no llega, de historia lejanas repetidas por mentira hasta que la verdad cansada asoma, y cualquiera, sin ser, acaba siendo, por cobarde, sumiso o infame.
Dicen que la hoguera arde para alumbrar mentes perdidas en angostos desfiladeros, allí donde la tierra termina, donde comienza el caos, donde la cordura pierde espacio para perecer presa. Y en aquella, se quema.
¡Ah, necios de necesidad! que desatan incendios por perdurar y son los primeros que arden. Y recorren descalzos el camino, y de flagelos marcan sus pasos con sangre, y lloran aparentando dolor, cuando saben que solo es disimulo que venden al mejor postor. Al más profundo de los necios, al más estúpido de los incautos que dejen su espíritu al descuido de cualquier cazador de almas.
¡A la hoguera con ellos! ¡A la hoguera y que no vuelvan!

Foto y texto: Toño Diez.
Título: Motxo.

lunes, 7 de julio de 2014

Soledad en mi celda




          Vivo coleccionando sueños, amores y destierros, y luego si puedo los suelto, para que escapen del infierno.
           Vivo deseando la Luna, como si fuese alguno de ellos, y al ponerse de madrugada, muero.
           Cuando abro la jaula para que escapen, sólo uno se queda conmigo, es el que más odio y del que dependo, el que más quiero y al que deseo, pues con él construyo los barrotes, que me libran del mundo perfecto, que espera más allá de mi celda… y temo como temen los niños.
           Soledad que te quedas inerte, para que crea que lejos te has ido, y llorando suplique tu vuelta, llorando por miedo al destino, construye con fuerza mi celda, mucho más no necesito, que odiarte me hace estar vivo, y amarte consume mi fuerza.
           Amarte por siempre. Amarte en mi celda.

                     "Soledad en mi celda." Toño Diez.




          Foto y texto: Toño Diez

viernes, 16 de mayo de 2014

 

 

BookTrailer de la novela "Borrador de un libro en blanco"

(Para la música de la página para escucharlo bien, esquina superior izquierda)

 

 



La novela se puede adquirir en la propia editorial:

Editorial Universo

En Amazon:



http://www.amazon.es/Borrador-un-libro-en-blanco/dp/8494245902/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1400109906&sr=1-1&keywords=borrador+de+un+libro+en+blanco

O si lo quieres dedicado, mandame un correo aquí:
borradordeunlibroenblanco@gmail.com






 

domingo, 4 de mayo de 2014

Primer domingo de mayo


Primer domingo de Mayo



Y resultó que nunca fui hija, porque nunca tuve madre.
Y que los días de celebración, no eran tales, sino recordatorios de mi carencia. Mis carencias.
 Resultaba que días antes, en el colegio, el revuelo que se formaba por la cercanía del gran domingo, nunca me incluía. Y resultaba que los regalos en manualidades destinados a una madre, se quedaban adornando siempre mi pupitre. 
¡Ah! ¡Qué sensación de vacío, cuando era la única que lo conservaba, el lunes por la mañana!
 Era duro saber que el objeto no tendría destino, pero más sentir las miradas de compasión que la profe me destinaba. Las indolentes y crueles preguntas de los niños y niñas de la clase, cuando se enteraban:
          ―¿Y para que lo haces entonces? ―preguntaban.
          ―No lo sé ―respondía insegura.
          ―Si quieres yo se lo doy a la mía ―proponía el más sensible.
­          ―Te puedo prestar a la mía ―ofrecía el pequeñín.
Como respuesta, yo lloraba. No sé muy bien si por pena o por simpleza, pues no era del todo consciente de lo que pasaba, todos me dejaban a solas. Quizá para eso lloraba.
Pero para nada lo conseguía, pues si cruel eran los compañeros, más duro campear la compasión bienintencionada de la profesora. Se acercaba, me tomaba la mano y me decía:
          ―No llores mi niña, que algún día será tu día.
Entonces, yo callaba.

Enormes vueltas me dio la vida, desde el cole hasta ser humanitaria. Viajé por el mundo entero, consolando a los niños que necesitaban, por no tener ni padre ni madre, ni abrazos que les reconfortaran.
De esos que de este día no saben nada, ni se enteran de las moscas de la cara. De esos de miradas perdidas, vientres hinchados y caras sonrisas, sin regalos ni pupitres para dejar regalos, de manos sucias por falta de agua… donde lavarlas.
Pero todos los años por estas fechas, yo me escondía por no recordar, que me faltaban todos los recuerdos, que lloraba por recordar, que nunca celebré nada, ni tuve nada por celebrar.
Y nadie me buscaba. 

Ahora tengo ya muchos años, y aún siento lo que me lacra. Y no he querido tener niños, por miedo a ser yo para ellos la que les falta.
Ahora tengo ya muchos años, y si la madre me sigue faltando, añoro ahora también regalos, felicitaciones y agasajos. Añoro esos hijos y nietos, que me digan lo que me quieren, y que me regalen abrazos.
Este primer domingo de mayo siento que tanto me falta, que bien podría pegar un salto, hasta el siguiente lunes de Pascua.
Y ya no puedo esconderme, ni interés en hacerlo tengo, pero me pierdo creando recuerdos, de lo que nunca fue, y jamás pudo haber sido. De lo que no pasó en un tiempo, y procuré que nunca fuera un tiempo perdido.
Cada primer domingo de mayo, yo no celebro nada, recuerdo lo que me falta.
Cada primer domingo de mayo, recuerdo a quien les falta.



 Texto y foto: Toño Diez. 

miércoles, 26 de febrero de 2014

La soledad atractiva del silencio




La soledad atractiva del silencio



          La soledad atractiva del silencio. Que insulta hasta la profunda alma del viento, que invierte el tiempo en espacio abierto, la tenue brisa de la esperanza, en el fulgor del fuego de un perdido anhelo.
          El retiro incierto del camino yermo, que un día todo el mundo pisa, y nadie repara en su atractivo y estéril desierto del tiempo.
          ¡Espera, que enseguida llego! Y espero, aunque  nunca rebaso el cuenco de mi estrecho gozo. De mi escaso duelo.
          Clausura falsa en la que me encuentro, rodeado de callada afonía, empapado de ocioso talento ¡Qué indolente es su paso, por el camino que marcho haciéndolo! como quien tropieza en el mismo cerco, en la misma valla, atrapado en el mismo aliento.
          A veces con odio marco entero el cielo, después lo borro… y espero. A veces me asfixia, a veces me muero, las más entristezco, y sueño despierto.
          Soledad maldita que cubre el otoño que pasa mi cuerpo. Soledad vendita que me acompaña, por mi vereda en silencio. Ocaso, revuelto.




 Texto: Toño Diez. 
 Foto: Judy Dater

sábado, 28 de diciembre de 2013

Borrador de un libro en blanco (Fragmento del libro)





Borrador de un libro en blanco (Fragmento del libro)


          "Su putrefacto aliento resoplando indecentes frases en mis oídos. Haciendo trizas mi voluntad, para convertir mi rabia en servil, mi protesta en indigna, mi cólera en vergüenza y mi vida en cobardía. Aliento que escavando en mi acelerado corazón demasiado joven aún como para sostener la edificación de insano vicio, escupiéndome en cada sílaba pronunciada, decenas de gotas de insulto, de veneno ácido que se filtraba por mis oídos, para destruir por dentro mi cerebro. Gotas de saliva que saboreaba cuando se colaban por mi abierta boca cada vez que era destapada buscando desesperadamente aire, por mi nariz toda vez que conseguía aspirar un centímetro cúbico del preciado oxigeno que se me negaba."

"Borrador de un libro en blanco"





 Texto: Toño Diez. 
 Ilustración:  Cristina Caviedes Esteban.