A la mujer que me lleva consigo
Me pides que te escriba, pero no puedo.
Que mi corazón no tiene dedos que puedan
escoger, con la pluma fina del sentimiento, las palabras inexistentes que
expliquen, cuanto te quiero.
No basta el mundo, para albergar el tiempo
que quiero pasar contigo, ni alma inmortal que disponga del suficiente, como
para tantear siquiera, lo que necesito de ti, porque sin ti, nada tengo.
Que no es mi vida la que poseo, sino un
suspiro de aliento por tenerte, cuando no te tengo. Que no es todo su espacio,
que necesito el de mil como mi pecho, para albergar un segundo, que me dediques
de tu propio tiempo.
Mírame, y no esperes palabras, que sólo
enrarecen momentos. Bésame en la mejilla, regálame besos, que es con ellos con
los que marco mi vida, que es tu tiempo. Tiempo que no pasa, esperando el
próximo beso. Espacio que no ocupa, si no lo marcan tus brazos, envolviéndome
el cuello.
Cuenta mi piel, paseando tus dedos, erizándome
el bello. Dibuja con ellos sonrisas en mi espalda, suspira conmigo, al compás
de mi pecho, y regálame al final, tu tiempo, ternura, sonrisa y afecto. Y no
busques las letras, que no hay nada nuevo. Son todas tuyas, las que escribí,
las que escribo y las que esperan en el tintero ¿Acaso no lees, que lo que
tengo dentro es lo que expreso, es lo que eres, es como te siento? ¿Acaso no
sientes, que ardo por dentro, que me queman las voces que llevo, intentando
salir por mis dedos, sangrar en mis versos, huir de mí, para ser libres... y no
les dejo? Porque no soy capaz, no les dejo. Porque un poco te pierdo, si las
libero. No me pertenecen, mas las retengo.
Me pides palabras, escritas con mimo, más no
puedo decir, ni la mitad de lo que siento. No tengo frases, canciones, poemas o
versos, que no sean tuyos, porque todo lo que escriba lo tengo adentro, y todo
lo que tengo, lo que soy, todo yo, te pertenezco. Y es que tengo atadas las
manos, enredadas en tu pelo, detenidas al fin con la mirada que tienes, clavada
en la mía, en mi espacio, en mi cerebro, cosechando eternidad, amor y deseo.
Me pides que exprese, todo lo que siento, y
no siento nada, sólo te siento. Y no es poco, es más que un ciento, y mil veces
ciento, porque no tengo nada, si no te tengo. No soy nada, si no te siento. Y
tenerte conmigo, es todo mi anhelo.
Me pides al fin, que escriba de ti, y te
dedico un cuento. Sólo un cuento. El de la Luna que cruzaba el limbo, en busca
de un Sol, que escondía su luz, cuando brillaba en el cielo. Cada día amanecía,
y al atardecer, marcaba el frio. Y hacían un mundo, los dos, lleno de historias
y sentimientos.
No sé si soy Sol o Luna, historia, brillo o
cuento, pero de lo que estoy seguro, de lo único que presumo, es que tú, eres
mi firmamento.
Texto&Foto: Toño Diez.
Querido Toño,estoy segura que esa mujer que te lleva dentro, se a enamorado de esta prosa tan intensa y poetica, de esos sentimientos profundos y sinceros que reflejas en tu escritura y sabrá recompensarte con mil besos y amores.
ResponderEliminarEstoy seguro de ello.
ResponderEliminarCoincido completamente con el primer comentario Toño, esto que has escrito es hermoso, quien te lleva consigo debe estar fascinada al leerlo... saludos :D
ResponderEliminarGracias Claudia. ;)
EliminarY es cierto, que soy afortunado.
Un abrazo.